Practicar meditación ayudará a que te cures más fácilmente porque refuerza las zonas de tu cerebro que están asociadas a la felicidad y la alegría. Además, contribuye a que aumente tu cociente intelectual y estimula el sistema inmunológico. La meditación es una práctica que cada persona vive de una forma muy particular. ¡Aprende a meditar con estos consejos!

Guía de meditación para principiantes

La meditación es una práctica que puede resultar muy beneficiosa para tu salud, tanto física como mental. Algunos de los efectos que puede generar en ti son:

• Aumenta la felicidad.

• Desarrolla la inteligencia emocional y la empatía.

• Alivia el estrés, la ansiedad y la depresión.

• Potencia la salud mental y física.

• Aumenta el cociente intelectual.

• Mejora la memoria.

• Reduce la presión sanguínea.

Para meditar correctamente, existen algunas pautas sencillas que te pueden ayudar a que el efecto sea mucho más evidente. En primer lugar, te recomendamos que sonrías levemente mientras meditas, puesto que ciertas áreas del cerebro responsables del bienestar mental se activan cuando sonríes, incluso si esta sonrisa es forzada.

Para meditar correctamente, se recomienda que tengas el estómago vacío o relativamente vacío, puesto que, cuando el estómago está lleno, te puedes sentir mareado o incluso distraído. Medita antes de las comidas o al menos dos horas después de haber comido, siempre que no estés muy hambriento. Antes de meditar, tienes que pensar en que tu mente se ha estado distrayendo previamente. Lo más seguro es que tu objetivo sea alcanzar tal punto de concentración que nadie pueda distraerte. No obstante, es imposible reestructurar los pensamientos si no has desarrollado antes la capacidad de definir e identificar esos pensamientos.

Piensa que la meditación es un todo o nada, es decir, necesitas incorporarla a tu vida diaria y a tu rutina para conseguir resultados. Tus primeros pasos en la meditación pueden centrarse únicamente en prestar atención a las sensaciones que te provoca la respiración que llevas a cabo en diferentes momentos del día, dependiendo de la actividad que estés realizando. De esta manera, conseguirás familiarizarte y sentirte tan cómodo con esta práctica como para incluirla por completo en nuestra rutina. Las primeras veces que medites, es mejor que lo hagas durante un espacio de tiempo muy corto, de unos tres o cinco minutos, más o menos. Posteriormente, ya podrás ir aumentando el tiempo cuando te adaptes a la necesidad que te creará esta práctica. Tan solo debes enfocarte en sensaciones que causan sobre ti cosas tan simples como respirar.

No es necesario que te coloques en la posición de loto para meditar, sino que puedes hacerlo en una postura en la que tú te sientas cómodo. Es recomendable que, antes de comenzar, camines un poco. Puedes distribuir tu tiempo de meditación de la siguiente manera: camina durante un minuto y percibe tus sensaciones al respirar, siente el aire sobre tu cuerpo durante dos minutos y escucha durante tres minutos más. Tu rutina no tiene por qué ser así, sino que lo importante es que tú mismo vayas experimentando y encuentres cuál es la fórmula que más efectiva te resulta.